5 de maig 2015


VENTANAS AL MUNDO

En nuestra sociedad y debido a nuestro ritmo frenético, parece que cada vez nos aislemos más unos de otros, y nos comuniquemos menos. Es cierto que cada vez hay más herramientas y avances tecnológicos a nuestro alcance que nos permiten estar más en contacto como Internet, mail, móvil etc…pero desde la distancia, estando mediada esta comunicación interpersonal por la tecnología, y sí nos permite estar más en contacto pero sin vernos, esto es lo que nos da la sensación de incomunicación, en definitiva las personas estamos más accesibles pero menos disponibles.

Según psicólogos expertos en comunicación interpersonal, afirman que la base de la comunicación humana se asienta en la capacidad de empatizar, esto significa la capacidad que tenemos de interpretar e incluso de sentir lo mismo que los demás, observando el movimiento, los gestos y las expresiones de la persona con la que estamos hablando.

Para podernos comunicar y comprendernos entonces, tenemos que estar en frente el uno del otro, cuando esto lo restringimos porque estamos comunicándonos vía mail o chateando, perdemos parte de la información que se nos transmite, seguramente la más relevante.

Si bien es cierto que tenemos que aprovechar la tecnología para comunicarnos no debemos quedarnos solo con la información que se nos transmite desde ella, puesto que merma nuestra capacidad de vincularnos con los demás y de llegar a un punto común.

Es posible, que debido a la cantidad de información que recibimos actualmente desde los diversos medios, sin  poder llegar a atenderla toda, sentimos esta sensación de incomunicación, cuando lo que deberíamos hacer es discriminar esta información que nos llega, para poder atender aquella que nos interese con mayor disponibilidad personal, poniendo atención y predisposición de escucha activa. Esto es reorganizar nuestra disponibilidad personal hacia aquella comunicación que consideramos importante para nosotros en este momento, y tratar de entenderla, porque en definitiva no falla la comunicación, sino la interpretación de lo que se dice.

Por esto es importantísimo ponerle voluntad de explicarse y ganas de entenderse, en resumen ganas de comprenderse, siendo conscientes que la otra persona ni piensa de la misma manera, ni jerarquiza sus creencias en el mismo orden, ni siente, ni se expresa igual que nosotros; por lo que será imprescindible atender tanto a su lenguaje no verbal ( gestos, movimientos corporales, tono de la voz) como a las palabras que utiliza para explicarse, puesto que con ellas describimos nuestro mundo interno.

En el fondo esto es la comunicación, saber del otro más, llegar hasta él y vincularnos.

 
Patricia Catalá

Orienta psicólogos

 

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